Una lección


Con cariño acogí la invitación para acompañar en su tarea de recopilar datos del Siervo de Dios, Cardenal Sancha, al Vicepostulador de la Causa. Hoy me piden unas impresiones. Allá van.

El santo es el hombre que ha sabido imitar y ajustarse en su existencia terrena con amor a Cristo, a más amor más santidad.

La caridad que el Cardenal Sancha repartió en su vida, se prolongaba desde el cielo en un momento de laboriosa búsqueda que nos hacía entender un poco más el himno de San Pablo a la misma virtud. (1 Cor 13, 4-8) “La caridad es paciente y servicial”. Allí estaba el Secretario de estudios del Seminario Conciliar de Burgo de Osma, buscando y rebuscando listas y calificaciones de exámenes de sus alumnos. No importa la hora, ni el tiempo. La alegría se reflejaba en sus semblantes al leer la máxima nota que los profesores habían concedido al trabajo y ciencia del alumno de Quintana del Pidio, Ciriaco Sancha y Hervás. La caridad se hacía presente en paciencia y servicio.

“La caridad no busca su interés”. Los recuerdos familiares e íntimos de pequeñas cosas, un plato o una servilleta con el escudo cardenalicio, eran donados alegre y generosamente por sus parientes. El recuerdo del pariente cardenal, les hacía comprender “la caridad no busca intereses”.

No podía faltar por lo negativo la lección. “La caridad no es jactanciosa, no se engríe”. Una frase repetida se nos clavó como un dardo. “No se le estimaba al Cardenal en su pueblo, no hizo nada por él”. Cierto, no repartió dinero, ni compró tierras; no creó títulos nobiliarios para los suyos...; por esto no se le estimó. En otro tiempo otro pueblo, Nazaret, no quiso recibir a un hijo del mismo, Jesús, por no haber hecho entre ellos milagros. “La caridad es decorosa”. Una pila bautismal arrancada y arrinconada en una iglesia fría y sin culto hacen que también “la caridad se alegre con la verdad”. Allí fue regenerado para Dios, como hijo adoptivo y consagrado templo del Espíritu Santo, por el bautismo, el niño Ciriaco.

Allí un día por las palabras del joven sacerdote se hizo presente y eucaristía entre los suyos el Amor de los Amores. La lección estaba dada. La verdad era patente entre los recuerdos del Cardenal Sancha. El Obispo siguió enseñando con las palabras del apóstol San Pablo: “Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta la caridad”.

D. Diodoro Gómez Catalá
Sacerdote que trabajó en los años 80 en la Causa de Canonización.

Boletín Informativo de la Causa de Canonización - julio de 1983