He comentado en repetidas ocasiones a nivel de conversaciones privadas en los ambientes y circunstancias en que normalmente me muevo en “esta Ciudad sin tiempo”, que hay unas flores que están siempre frescas y lozanas. En estas mismas conversaciones también he podido comprobar que otros muchos hacían la misma afirmación. Todos solíamos terminar la conversación convencidos de que su fresca lozanía es cierta, al menos, desde hace algunos años.
Quise entonces ir más lejos. Quise saber en qué día, en qué mes, en qué año empezaron a cortar de sus ramas estas flores. Con tal propósito me lancé a buscar personas ancianas que también conocieran nuestras flores.


Estoy convencido de que al día siguiente del entierro del Cardenal Sancha, la abuela de doña Anastasia y, como ella, sus vecinas y muchos toledanos comenzaron a poner sobre su tumba, flores que no han cesado de ser colocadas hasta hoy. En el sarcófago del Siervo de Dios hay flores frescas desde hace setenta y cuatro años.
D. Pablo López Oliveros
Fue vicepostulador de la Causa de canonización del Cardenal Sancha.