Toledo, 10 de octubre de 2009.
Será el 18 de octubre, aunque esto no es una novedad. Desde hace meses los medios de comunicación nos vienen anunciando el acontecimiento que la Iglesia de Toledo y, con ella, la Iglesia española y toda la Iglesia, celebrará dentro de ocho días. La abrumadora descarga de información que cada día recibimos hace que las noticias pasen veloces ante nosotros, sin que en ocasiones nos demos cuenta de su verdadero alcance y de su pleno significado. Y esta podría ser una de ellas. Ya nos hemos acostumbrado a la fecha y puede que también al contenido...
Es tiempo, pues, de intensificar nuestra disposición para participar plenamente, cada uno dentro de sus posibilidades, en los actos celebrativos. ¡Qué grande es para cada uno de nosotros y para cada una de nuestras comunidades que uno de los nuestros sea propuesto como signo y modelo de beatitud! Porque eso es lo que celebraremos el próximo domingo: Que en uno de los nuestros se ha cumplido plenamente la plenitud de las bienaventuranzas. Y esto significa que en cada uno de nosotros, en nuestros ambientes y lugares en los que habitualmente se desarrolla nuestra vida, también se puede comenzar a cumplir.
"Seamos santos para ser hombres de todos los tiempos», ha dicho nuestro Arzobispo hace unos días. En eso consiste nuestra vocación. Nos lo recordará siempre el nuevo beato, para siempre "servidor de la unidad".