Toledo, 25 de febrero de 1909
"¡Cosa chocante! Los enfermos de estómago e intestinos son, por regla general, seres tristes, atrabiliarios, de faz contraída... Sancha era alegre, jovial, de cara sonriente, amigo de poner en cada frase el sello de su personal aticismo. Nadie, por su aspecto exterior, hubiera juzgado que padecía una constipación crónica, verdadera paresía intestinal, origen de continuas molestias [...]
La muerte del prelado Sancha y Hervás ha sido la muerte del justo. Su agonía plácida, lenta, la entretuvo en besar repetidas veces un crucifijo, en dar a los que le rodeaban el lecho su bendición, en darla igualmente a todos los diocesanos. Y ¡qué consolador espectáculo! Todos, absolutamente todos los que en el Palacio Arzobispal estaban, desde la sobrina de su Eminencia, que desoyendo consejos facultativos ha sublimizado su dolor con el heroísmo; desde el Sr. Santiuste que en perpetua vigilia ha sido incansable ordenador de cuanto se ha creído útil para el egregio enfermo, desde el Capellán, que ha reflejado continuamente en su rostro el más profundo sentimiento y en sus palabras la más cristiana resignación; desde... todos, repito, no ha habido sino fieles cumplidores de un sagrado deber, competencia en el cuidado, aspiración de perfectibilidad"
La muerte del prelado Sancha y Hervás ha sido la muerte del justo. Su agonía plácida, lenta, la entretuvo en besar repetidas veces un crucifijo, en dar a los que le rodeaban el lecho su bendición, en darla igualmente a todos los diocesanos. Y ¡qué consolador espectáculo! Todos, absolutamente todos los que en el Palacio Arzobispal estaban, desde la sobrina de su Eminencia, que desoyendo consejos facultativos ha sublimizado su dolor con el heroísmo; desde el Sr. Santiuste que en perpetua vigilia ha sido incansable ordenador de cuanto se ha creído útil para el egregio enfermo, desde el Capellán, que ha reflejado continuamente en su rostro el más profundo sentimiento y en sus palabras la más cristiana resignación; desde... todos, repito, no ha habido sino fieles cumplidores de un sagrado deber, competencia en el cuidado, aspiración de perfectibilidad"
Dr.Piga
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Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
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| Nevada en Toledo a principios del siglo XX. Foto Rodríguez |
No temerá las malas noticias,
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
(Sal. 111)
