Un año más hemos conmemorado el VIII aniversario de la beatificación del cardenal Sancha celebrando la Eucaristía en acción de gracias sobre el altar de la capilla de san Pedro de la catedral de Toledo, donde se encuentran sus reliquias desde el 18 de octubre de 2009.
Entre los asistentes se encontraban las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha y un numeroso grupo de fieles devotos procedentes de diversos lugares, que han querido unirse una vez más a esta celebración para dar gracias a Dios por su beatificación y su constante intercesión, así como pedir la gracia de su pronta canonización.
La celebración ha sido presidida por don Juan-Miguel Ferrer, deán de la Catedral, con quien han concelebrado don Tomás Ruiz, don José María Ruiz y don Carlos-Miguel García, vicepostulador de la Causa de canonización.
Don Juan-Miguel ha aprovechado la coincidencia de la fiesta de san Lucas evangelista con el aniversario de la beatificación del cardenal Sancha para comparar algunos rasgos coincidentes en ambos; al primero se le identifica como “el evangelista de la ternura y la misericordia del Salvador”, lo que también puede aplicarse a la personalidad y estilo de vida del Beato, así como su común amor y devoción filial a la Virgen María.
Asimismo ha reflexionado en su homilía sobre la importancia del culto a los santos, ya que “Dios nos los regala para estimular en nosotros la santa confianza”. En este sentido, ha definido la caridad de Dios hacia nosotros como “una mirada personal que es capaz de regenerar una vida entera”, por lo que a imitación del Beato debemos ser siempre reflejo de esa caridad para los demás a través de nuestra propia vida, ejerciéndola no solo en un sentido material, sino “poniéndonos como limosna para el prójimo”, como hacía él.
Entre los asistentes se encontraban las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha y un numeroso grupo de fieles devotos procedentes de diversos lugares, que han querido unirse una vez más a esta celebración para dar gracias a Dios por su beatificación y su constante intercesión, así como pedir la gracia de su pronta canonización.
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Asimismo ha reflexionado en su homilía sobre la importancia del culto a los santos, ya que “Dios nos los regala para estimular en nosotros la santa confianza”. En este sentido, ha definido la caridad de Dios hacia nosotros como “una mirada personal que es capaz de regenerar una vida entera”, por lo que a imitación del Beato debemos ser siempre reflejo de esa caridad para los demás a través de nuestra propia vida, ejerciéndola no solo en un sentido material, sino “poniéndonos como limosna para el prójimo”, como hacía él.