
En estos procesos la Iglesia es muy exigente, para seguridad de nuestras creencias; hila muy fino para evitar que pase de contrabando con capa de santo quien no lo sea. Por eso no nos debe extrañar que en el Tribunal de Canonización haya una persona aparentemente contradictoria, que tiene la misión de oponerse, de negar lo sobrenatural de los milagros, que se han de aprobar para que el Siervo de Dios sea declarado Beato y definitivamente Santo. Esta persona es el Promotor de la Fe, vulgarmente el “Abogado del diablo”. Tiene como misión buscar y urgir todas las razones o dificultades que se oponen a la beatificación y canonización a fin de que, por falta de diligencia en el examen de las causas, no sea elevado al honor de los altares quien no lo merezca.
No obstante, esta posición legal, si el cristiano va para santo, saldrá adelante, hasta el final, la causa en la que se ha de probar la santidad heroica del Siervo de Dios, objeto de este proceso. Es aleccionador lo que se cuenta del Cardenal Prospero Lambertini, el canonista mas célebre de su época y que fue durante años Promotor de Fe, “Abogado del diablo”, en la entonces llamada Sagrada Congregación de Ritos; su nombre hoy es Sagrada Congregación de las Causas de los Santos. Tal era su sabiduría y habilidad al proponer sus argumentos, debatiendo los contrarios, que durante el tiempo que estuvo en este cargo no prosperó ningún proceso de Canonización. Elevado al solio pontificio con el nombre de Benedicto XIV (1740-1758) dio luz verde, aprobó todos los procesos, que él tenia parados, ejerciendo legítimamente su papel de Promotor de la Fe, porque estaba cierto de la verdad de las pruebas y milagros aducidos en los mismos.
La Santísima Virgen con sus peticiones “adelantó” en Caná la hora de Jesús. Pedid con Fe gracias al Señor por intercesión del Cardenal Ciriaco-María Sancha y Hervás.
D. Sabino Catalán Fraguas
Fue canónigo de la S.I.C.P.
Boletín Informativo de la Causa de Canonización - noviembre de 1986