Breve Historia del inicio del Proceso de Beatificación


En estos días en que estamos a la expectativa de que Roma declare Beato a nuestro eximio Fundador, Ciriaco María Sancha y Hervás; me hace recordar los inicios de este proceso. Estando destinada en el Colegio Quisqueya, la noche del 5 de noviembre del año 1977, llegó la entonces Madre General, Engracia Luna y llamándome a parte me dijo: que el Consejo había dispuesto enviarme a España a recoger datos de nuestro Padre Fundador, en los arzobispados, y obispados donde él laboró. Al enterar a la comunidad me cantaron: ¡Olé! Salí hacia España el 17 de noviembre del 1977.

Me recibieron en el aeropuerto de Barajas, Sor Olimpia Zabala y Sor Ana Agustina Escaño, que junto a Sor Bibiana Hernández trabajaban en la clínica García Franco, Serrano 53; ahí me hospedé. El día 28, después de 5 años de no nevar en Madrid cayó una gran nevada, para mí maravilla, qué admiración, alabé a Dios creador.

Siendo Sor Olimpia superiora del Colegio Santa Ana, en Santiago, conoció al hermano Gonzalo, de La Salle, que estudió en La Madre y Maestra junto a Sor Emiliana Polanco y Sor María Cid, coincidió que al hermano Gonzalo lo enviaron al Colegio Las Maravillas en Madrid y visitaba todos los domingos a Sor Olimpia; en los días de mi salida de Santo Domingo, leí en el Listín Diario sobre la beatificación de unos hermanos de La Salle, aproveché y pregunté al hermano Gonzalo sobre eso, me dijo: la voy a poner al habla con el hermano Tarcicio, es el Vice Postulador de nuestras causas.

Al domingo siguiente me llevó junto a Sor Olimpia. El hermano Tarcicio, ya mayorcito, nos recibió con mucho agrado, me mostró su oficina y el material de trabajo y me dijo: lo primero que usted tiene que hacer es pedir una audiencia al Señor Cardenal de Toledo, entonces S.E. Don Marcelo González. Seguido le escribí pidiéndole la audiencia y me contestó señalando día y hora; me acompañó Sor Olimpia Zabala, el Sr. Cardenal nos recibió muy atento, me inspiró confianza; entonces le dije que pertenecía a la Congregación fundada por el Cardenal Sancha, considerándolo digno de ser beatificado, pedía su aprobación y ayuda, me miró y sonrió diciéndome que necesitaba una carta de la Madre General haciéndole esta misma petición. La Madre Engracia se encontraba en Roma asistiendo a la reunión de Superioras Generales; de paso hicimos la carta y se la llevamos; recuerdo le obsequió 50 dólares.

La Madre Engracia a su regreso a Santo Domingo pasó una encuesta a la congregación para saber el parecer sobre la beatificación de nuestro Padre. Una dijo: “que para qué ese gasto, que nuestro Padre está en el cielo, una sola golondrina no levanta temporal”. Al introducir el proceso hubo un problemita, no lo admitían por haber pasado 50 años de su muerte; entonces escribí a la Secretaría para la Causa de los Santos diciéndoles que el estado económico de la congregación, la distancia y la falta de comunicación no nos había permitido hacerlo antes, y gracias a Dios lo aceptaron.

Ahora se necesitaba nombrar un Postulador, Madre Engracia me recomendó uno, le escribí y me contestó diciéndome que él era ya mayor y que tenía muchas causas a su cargo, me recomendó al Padre Romualdo Rodrigo, OAR. Éste me contestó señalando  día y hora para recibirme en una de sus casas en Madrid, me acompañó Sor Bibiana Hernández. Sor Milagros Díaz era la Delegada, cuando le informé a qué iba, me dijo: “a usted la han enviado a recoger datos, no a beatificar”, le contesté, “pero hay que hacer las diligencias”. El Padre Romualdo nos recibió muy atento y lo primero que me dijo al hacerle mi petición fue: “y ustedes cuentan con dinero para un proceso, es muy costoso; le contesté: “ya aparecerá”.

Ya con el postulador, el Señor Cardenal Marcelo González abrió el proceso en noviembre de 1982 en un convento de clausura próximo a la Catedral. Palabras del Sr. Cardenal exaltando las virtudes del Cardenal Sancha; un Edicto donde se nombraba al Postulador P. Romualdo Rodrigo, OAR; Don Pablo López Olivero, Vice Postulador y varias comisiones todas a cargo de canónigos, a mí me nombraron en la comisión de investigación y el canónigo correspondiente me dijo: yo estoy nombrado en esa comisión, pero el trabajo es suyo.

El postulador me entregó un modelo de carta Postulatoria que debía enviar a todos los Arzobispos, Obispos, Párrocos, Congregaciones, incluyendo la nuestra y la Trapa. No tenía mucha práctica en la maquinilla, pero me defendí. Preparar una maleta conteniendo: dos de las diferentes biografías del Cardenal Sancha, libros: El Cisma de Cuba, Consejos a un Joven  Levita, El Kulturkan Internacional; encontré una parte en Quintana y la otra en la Biblioteca Nacional, en Madrid y las cartas Postulatorias; entregarlas al Postulador para llevarlas a Roma.

Por estos días se imprimió el Boletín donde se daba a conocer la vida de nuestro Fundador y los favores recibidos, fue enviado a toda España y a Santo Domingo. Documentación en archivos de Toledo, Madrid, Ávila y Valencia; Biblioteca Nacional, Hemeroteca Municipal y Archivo del Palacio Real en Madrid. Doce años al servicio del proceso: viajes, fríos, nevadas y heladas, desprecios y humillaciones; fruto óptimo para gloria de Dios y beneficio de mi amada Congregación.

Sor Casilda Polanco, hccs